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Los coches clásicos son verdaderos artículos de lujo y hoy constituyen un segmento muy importante y globalizado del mercado del arte. Atrayendo cada vez a más coleccionistas y entusiastas, su presupuesto su valor ha aumentado considerablemente desde la década de 2000. Varias ferias internacionales, como Retromobile en París, Automotoretro en Turín e Interclassics en Maastricht, se multiplican, ganan en visibilidad y dan a ventas de coches de coleccionista un dinamismo creciente. Además de éstas, existen numerosas ventas en subastas casas de subastas como Sotheby’s, RM o Artcurial.

En el mercado de subastas, los coches de colección con las valoraciones y los precios más elevados pertenecen a las marcas deportivas de prestigio. Entre ellas se incluyen Ferrari, con el Ferrari 335 Sport Scaglietti de 1957 que ostenta el récord de subasta de un coche clásico; Aston Martin, con el Aston Martin DBR1 de 1956 valorado en más de 20 millones de euros; Lamborghini; Porsche; Bentley; Jaguar; Bugatti y Mercedes.

Los antiguos coches de carreras, así como las grandes marcas que solicitaron grandes carroceros entre las dos guerras, como el Bugatti Type 57C coupé Atalante de 1938 vendido en 2018 en el salón Retromobile, completan el podio de los valores altos, potencialmente especulativos. Más comunes en el mercado, los coches de coleccionista de categoría inferior muestran valoraciones más estables, aunque su valor medio ha ido aumentando en general durante la última década.

El mercado de coches clásicos puede considerarse en un sentido más amplio, como demuestran los salones: motos, accesorios, mascotas, coches para niños, coches en miniatura, pero también archivos documentales, libros raros y carteles publicitarios forman una constelación dinámica que puede satisfacer a muchas categorías de aficionados.

Los coches de colección pueden alcanzar precios excepcionales. Sin embargo, es necesaria la tasación de un experto para establecer la estimación más precisa, dada la complejidad de los criterios que determinan su valor.