Valoración escultura de piedra

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Los vestigios más antiguos de la práctica de la escultura se encuentran en la piedra. Tal vez podrían haber sido de madera si ésta fuera menos perecedera. No obstante, la piedra fue sin duda el medio elegido por nuestros lejanos antepasados para sus primeros intentos. La primera escultura humana conocida se data generalmente hace 40.000 años, con la Venus de Hohle Fels. Símbolo de la fertilidad, esta escultura es el comienzo de una historia que continúa hasta nuestros días. Caliza, arenisca, yeso, granito, mármol o el basalto, son los soportes de un gesto escultórico que no deja de evolucionar con el tiempo. El corte directo, el modelado y el ensamblaje son las técnicas más habituales. Generalmente distinguimos tres tipos de escultura: de cuerpo redondo (estatuaria), de alto relieve y de bajo relieve.

La antigüedad grecorromana marcó un verdadero punto de inflexión en el arte de la escultura en piedra. Los escultores adquirieron un profundo conocimiento del trabajo de la piedra, en particular del mármol, y produjeron numerosas obras maestras, como la Victoria de Samotracia y la Venus de Milo. En el mercado del arte, las estimaciones y los precios de compra de las esculturas antiguas varían mucho. Su valor depende del material, del estado de conservación y, sobre todo, de la autenticidad, por lo que es importante consultar a un experto especializado. En 2016, una escultura de mármol del siglo I que representa el torso de un fauno se vendió por casi 2,9 millones de euros en una subasta (Christie’s París).

La Edad Media fue testigo del desarrollo de los estilos románico y gótico y del florecimiento de las tradiciones regionales. A menudo asociada a la arquitectura (religiosa o secular), la estatuaria de piedra no suele estar firmada. También en este caso, una valoración experta es esencial para determinar el valor de una escultura medieval de piedra. El Renacimiento italiano dio un lugar de honor al mármol. Las esculturas de Miguel Ángel son el ejemplo más extravagante. Sin embargo, las esculturas de este periodo son raras en subasta o galerías privadas.

Algunos escultores neoclásicos de finales del siglo XVIII son muy populares entre los coleccionistas. Algunos ejemplos son Antonio Canova y Bertel Thorvaldsen. En 2018, un busto de mármol de Canova que representa una alegoría de la Paz se vendió por 5,1 millones de euros (Sotheby’s Londres). Pero es con Auguste Rodin cuando los valores de las esculturas de piedra se disparan. En 2016, una escultura de mármol de 1884 del precursor del modernismo titulada «La eterna primavera» se vendió en subasta por 15.786.000 euros (Sotheby’s Nueva York).

Los escultores modernos desean diversificar sus materiales. La piedra (yeso, arenisca, mármol, caliza, roca volcánica) sigue siendo prominente. Ciertas esculturas cubistas de Pablo Picasso u Ossip Zadkine, así como las esculturas neoprimitivas de Constantin Brancusi, renovaron la práctica de la escultura en piedra. Las grandes firmas del arte moderno son muy apreciadas y sus resultados de venta son a veces impresionantes. En 2014, por ejemplo, una escultura de yeso de Brancusi titulada «El beso» (1923-1925) se vendió por 5.405.250 euros (Christie’s Nueva York).

Si posee una escultura de piedra, le recomendamos encarecidamente que la haga tasar por un experto en arte para establecer la estimación más cercana a su valor de mercado.

Jean-Baptiste Carpeaux, ‘Flore accroupie’, escultura de mármol, 52 cm, vendida por 61.992 euros en 2015 (Sotheby’s Londres)